jueves, 1 de marzo de 2012

Inversión en ladrillos

Ninguna política económica que se aplique es inmune a generar costos, ya sean económicos, políticos o sociales. El control de cambios, limitando la compra libre de moneda extranjera en el sistema financiero, no es la excepción y, en este caso, el mercado inmobiliario es una de las víctimas.
Según informó el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, el mes de diciembre de 2011 mostró un caída de 10,4% en la compra-venta de inmuebles, abriendo una señal de alerta entre los empresarios del sector.
Cuando se buscan las causas de este fenómeno, la limitación para comprar dólares y realizar la transacción surge como la principal explicación.
El registro de diciembre toma mayor relevancia cuando se analiza una serie histórica en el tiempo: de los últimos trece años, el mes de diciembre de 2011 arrojó el tercer peor dato, solamente superado por 2001 y 2008, cuando se verificaron la crisis de la Convertibilidad y la crisis subprime respectivamente.
Las perspectivas para el mercado inmobiliario en 2012 se presentan como desafiantes. A la limitación en el mercado cambiario debe adicionársele la caída en el rendimiento promedio que un alquiler representa para un inversor. La suba de los gastos de mantenimiento y los impuestos que deben abonarse anualmente por la propiedad desalientan este mecanismo de inversión.
Asimismo, los precios de los inmuebles parecen estar en su punta más elevada, dejando poco margen para subas adicionales, al menos en el corto plazo.
A la desaceleración del mercado inmobiliario debe adicionársele una marcada caída en el ritmo de expansión de la actividad industrial, que en enero presentó un avance de tan sólo 2,1%, según las cifras estimadas por el INDEC para el Estimador Mensual Industrial.
Las proyecciones de los analistas marcan un crecimiento esperado del PBI de 3,5% para el año 2012, que contrasta fuertemente con la expansión de 8,8% que tuvo la actividad en 2011.
Para inversores, el panorama luce desafiante e incierto. Mientras que el país se encamina hacia un escenario económico menos benigno, el menú de oportunidades para invertir parece reducirse a un ritmo agigantado.
Alta inflación, menor crecimiento y restricciones en el mercado cambiario se presentan como los obstáculos que el inversor argentino deberá sortear si quiere lograr no sólo mantener el poder adquisitivo de sus ahorros, sino también obtener una pequeña rentabilidad real.

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