martes, 24 de enero de 2012

Tomas Bulat en el Cronista

Hablar de política económica en Argentina, es hablar de Guillermo Moreno. Prácticamente no hay sector de la economía en el cual no tenga influencia, de manera directa o indirecta y en definitiva todo pasa por su supervisión.
Empezó con el control de precios y el manejo del INDEC. Luego llegó la regulación sobre el comercio exterior y, casi naturalmente, se extendió al mercado cambiario. Ya que lo tenía cerca, incorporó las operatorias de los bancos y, finalmente, abarcó a la provisión de energía. Ya no importa quién es el ministro o el secretario de tal o cual área, todo necesita su aval. Moreno avanza y cada vez abarca más (aunque no sabemos si mejor).
Moreno tiene algunas virtudes que son, en gran parte, las principales razones del crecimiento de su poder, pero que se convertirán también con el paso del tiempo, en las principales causas de sus debilidades. Es muy trabajador, es honesto, es un líder capaz de generar militantes comprometidos que trabajan con y para él y, finalmente, hace uso de una franqueza absoluta en sus declaraciones. Moreno dice lo que piensa.
También cuenta con la sencillez de tener objetivos cuantificables y muy simples. Por lo cual en general sus decisiones son de implementación rápida y no se detiene a evaluar posibles daños colaterales ni el impacto en el mediano o largo plazo.
Por las recientes declaraciones que se dieron a conocer, el objetivo de Moreno es alcanzar entre 10.000 y 12.000 millones de dólares de superávit comercial para el 2012. Por lo tanto esa es la variable económica a seguir en tiempos de Morenidad. Es decir que resulta muy sencillo anticipar la política económica de aquí en adelante: se hará todo lo necesario para alcanzar ese objetivo.

Superávit a toda costa

Un mayor saldo comercial se consigue aumentando las exportaciones o disminuyendo las importaciones. Para promover las exportaciones, hasta ahora se han visto tres medidas: La primera es ir liberando las expo de trigo, maíz y de la cuota Hilton. No es algo sistemático, pero se irán abriendo en la medida que se necesiten divisas.
La segunda es abrir nuevos mercados, donde hasta ahora se concentra en el mercado de Angola en Africa. Y tercero, rezar para que la sequía no afecta demasiado a la producción sojera.
Dado que el dólar no se mueve, en esta neoconvertibilidad, la devaluación no entra en el análisis para bajar costos y fomentar las exportaciones.
La otra alternativa es disminuir las importaciones y aquí se concentrar principalmente la acción del gobierno. Pero el daño que puede ocasionar este accionar, hoy por hoy no es mensurable.
Para entender esto, analicemos en principio qué es lo que más se importa y después lo más dinámico, lo que más creció. Lo más importante en valor son los bienes intermedios y los bienes de capital, evidentemente, difíciles de recortar sin afectar el nivel de actividad económica, ya que toda producción final necesita de insumos importados.
Si bien algunos se pueden reemplazar, tomaría tiempo hacerlo y seguramente serían más caros y probablemente de peor calidad (dado que no somos especialistas en su producción). Como dato es bueno recordar que los bienes de consumo sólo representan el 11% de los bienes importados.
Pero el problema está en lo más dinámico: la importación de energía, creció un 110% y nuevamente si se la restringe es de esperar que tengan un impacto en el nivel de actividad económica, por dos vías. La primera dada por las demoras en la importación que la aplicación del nuevo régimen implica y –en consecuencia– las paradas involuntarias en las cadenas de valor; y la segunda, por el traslado a precios de los mayores costos en los que se incursione.
Vale la pena recordar que en economía existe lo que se llama elasticidad de las importaciones, que muestra la relación entre el crecimiento del PBI y el de las importaciones. En general este valor es cercano a 3, lo cual significa que si el PBI se incrementa un 1%, las importaciones lo hacen un 3%. Por lo tanto en un país que crece, es normal que las importaciones crezcan.
Claro que también es cierto lo inverso, las importaciones bajan casi un 3% por cada punto del PBI que cae. Es por esto, que en años de bajo o nulo crecimiento económico se logran mayores superávit comerciales.

Daño colateral

El sencillo objetivo de Moreno es mantener el superávit comercial para que provea de dólares a la economía argentina. La administración casi total del comercio exterior tendrá su impacto en el nivel de actividad económica, que a su vez reducirá el crecimiento de las importaciones.
Esta obsesión por disminuir las importaciones me hace acordar a aquellos obsesionados por tener superávit fiscal y que solo se les ocurre bajar el gasto público, sin entender que los superávits comerciales y fiscales sólo se logran con mayores ingresos.
Resultara paradójico, pero mientras más cerca esté de alcanzar Moreno su objetivo, el impacto negativo sobre la actividad económica será mayor. La contracara del superávit comercial, hoy por hoy, será el nivel de actividad económica. Resta saber dos cosas: si la presidente es consciente de eso y, final-mente, cuál será la proporción de afectación.

Fuente : El Cronista Comercial

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