lunes, 12 de marzo de 2012

El central se llevará unos cuantos dolares

Apunta a absorber pesos sin costo vía encajes y evitar un déficit cuasi fiscal
Un sutil cambio incluido en el texto que reforma la carta orgánica del Central tendrá fuertes consecuencias para el sistema financiero. Una vez que sea aprobado por el Congreso, los bancos ya no podrán integrar los encajes con el dinero que mantienen en la caja, sino que deberán depositar la totalidad de esos fondos en una cuenta a la vista del BCRA. Según cálculos preliminares que realizaron las cámaras del sector, la medida significaría nada menos que la transferencia de $ 20.000 millones que hoy manejan las entidades, directamente a las arcas de la autoridad monetaria.
Este cambio pasó desapercibido en un primer momento debido a que el principal impacto del nuevo texto de la carta orgánica pasa por el uso de las reservas por el incremento en los límites del financiamiento al Tesoro, vía adelantos transitorios.
Sin embargo, en los bancos se encendió la luz de alerta al trascender el cambio introducido en el artículo 28. El texto que regía hasta ahora indica que «la integración de los requisitos de reserva no podrá constituirse sino en dinero en efectivo o en depósitos a la vista en el Banco Central». Con la nueva redacción desaparece directamente la posibilidad de la integración de encajes en efectivo, por lo que obligatoriamente esos fondos que los bancos deben mantener inmovilizados (y que representan un porcentaje de sus depósitos) deben ir directamente a la cuenta corriente del BCRA.
La medida tiene un efecto especialmente fuerte en los bancos «sucursaleros», especialmente aquellos con fuerte presencia en el interior del país, ya que son los que tienen mayor porcentaje de encajes en efectivo, es decir, distribuido en el cambio chico de cada una de sus sucursales. El Banco Nación, pese a ser estatal, es el que más sufrirá los efectos de esta medida. Pero también impacta fuerte en bancos privados que tienen mayor presencia en el segmento minorista.
El cambio del artículo 28 tendría también otra connotación. Como las entidades también realizan encajes por los depósitos en dólares, se estima que cerca de u$s 800 millones se mantienen en efectivo en las sucursales para hacer frente a los retiros que vayan efectuando los clientes. Si esas divisas deben pasar al Central, automáticamente se sumarían a las reservas. Pero el monto está lejos de ser relevante.
«Si nos obligan a inmovilizar $ 20.000 millones de lo que hoy tenemos en nuestras cajas en el Central, el efecto sobre la liquidez y las tasas de interés será enorme. Si el Gobierno está interesado en mantener tasas relativamente bajas para impulsar la actividad económica, esta medida va en la dirección contraria ya que afectaría la capacidad de dar crédito», explicó el tesorero de un banco nacional.
Para el Central, este paso le permitiría absorber una gran cantidad de dinero del mercado sin pagar un solo centavo. De esta forma, dejaría de emitir Lebac y Nobac por una cifra millonaria, por lo cual se ahorraría de pagar una tasa que supera el 12,5% anual. Sucede que el propio artículo 28 establece que los requisitos de reserva (o encaje) «no podrán ser remunerados». Eso significa que por el dinero que los bancos deben mantener inmovilizados para tener mayor respaldo ante los ahorristas no perciben rendimiento alguno.
Por lo tanto, al dejar de disponer de ese fondeo en las cajas, la consecuencia no sólo será un empinamiento de la tasa de interés (ya que se retirarían del mercado $ 20.000 millones), sino además una caída en los resultados del sistema.
Como éste será un año de fuerte emisión monetaria, para evitar un «zafarrancho», tal las palabras utilizadas por Cristina de Kirchner, el Central se vería obligado a absorber también un monto creciente de pesos, pagando por ello un elevado costo que se reflejaría negativamente en sus balances. Al recurrir a la absorción vía encajes, el ahorro será significativo. El ministro Hernán Lorenzino se financiará con más adelantos transitorios del BCRA, lo que en la práctica significa más emisión monetaria.
No es la primera vez que desde el Banco Central se busca un cambio en la forma en que los bancos tienen para integrar los encajes. El extitular de la institución Martín Redrado lo había intentado en su gestión. Pero sólo pudo conseguir que los bancos traspasaran un tercio de todo lo que tenían en caja.
En esta ocasión, el cambio es funcional con los intereses de Marcó del Pont de absorber un porcentaje de la gran cantidad de pesos que emitirá (en parte para financiar al Tesoro) sin incurrir en un gran déficit cuasi fiscal. Esto lo conseguiría absorbiendo una enorme masa de fondos sin pagar una tasa de interés por ello. Así, podría moderar el impacto de la fuerte emisión prevista para este año y su posible traslado a precios.
Una posibilidad de evitar que la medida resulte demasiado traumática es que este traspaso de encajes desde el dinero en efectivo que los bancos mantienen en sucursales a las arcas del BCRA se haga en forma gradual a lo largo del año. De esta manera, los bancos podrían rearmándose sin que se produzca una suba tan sustancial de las tasas.
Fuente: Ambito 

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