domingo, 30 de octubre de 2011

Estado de Animo de los Inversores

Uno de los grandes obstáculos para el trader reside en sí mismo. Especular en la bolsa requiere no sólo de capacitación técnica, sino también del control emocional. Es parte de ser humanos el experimentar diversos grados de miedo, codicia, frustración y euforia, entre otros, pero la diferencia entre los operadores del mercado que tienen éxito y los perdedores es qué tanto permiten que estos sentimientos les afecten. La que viene a continuación es una lista de las emociones involucradas y los momentos en los que suelen aparecer.



Miedo - Pánico

Cuando el trader compra un título y este comienza a descender surge el miedo: "¿Será que sigue bajando?". Dependiendo del momento por el que atraviese el mercado seguramente lo hará, y de ahí la importancia de aceptar el error cometido y desprenderse de una acción que no tomó el curso esperado.

Otra circunstancia donde aparece es en las alzas. La acción efectivamente ha subido unos cuantos puntos y el trader comienza a preguntarse: "¿Y si baja mañana?". Inevitablemente hay correcciones, tiene que haberlas por más alcista que sea el mercado, pero una cosa es vender cuando el movimiento se ha extendido demasiado, y otra muy distinta es hacerlo por miedo a perder y limitar los beneficios que se puedan obtener.

El pánico además se caracteriza por ser contagioso. Cuando un grupo de inversionistas sale a vender, muchos otros se suman a la corriente y ahí comienza a gestarse la tendencia bajista. El problema para los que no se sumaron al movimiento desde el principio es que su pérdidas se alargan igualmente.



Codicia - Esperanza

Ésta es, en conjunto con el miedo, la emoción más frecuente. La codicia es cegadora y usualmente le impide al inversionista ver señales de cambio en la tendencia desde el punto de vista técnico o vender a tiempo cuando comienza el movimiento bajista: "Ese título sigue subiendo", "Hoy por lo menos cierra a X precio", "Ni loco vendo a menos de X valor".

La esperanza por su parte está asociada con el excesivo optimismo. Tiene lugar en el momento de compra porque el inversionista cree que el título va a subir, pero cuando hace lo contrario se resiste a vender pensando en que es una corrección ligera o que en cuestión de días subirá sin duda.



Frustración - Ira

Cuando la operación no sale como esperaba, el trader se juzga a sí mismo como tonto por haber perdido dinero: "Debí haber vendido cuando tuve la oportunidad", "Compré demasiado tarde". No obstante, hacer una mala compra o venta es algo absolutamente normal independientemente del nivel de experiencia, y es parte del riesgo latente que viene incluido cuando inviertes en la bolsa. Tomaste una decisión que en su momento creíste correcta y no puedes cambiar eso, sólo puedes aceptarlo

Felicidad - Euforia

El optimismo reina cuando los títulos suben rápidamente. Puedes ver a los traders dándose ánimo unos a otros, pronosticando alzas imbatibles y subestimando las resistencias. El sentimiento de ilusión y esperanza comienza a llamar la atención de más y más compradores hasta que finalmente llega la corrección.

Esta fase hay que aprovecharla para vender. El mercado no opera según las masas y por eso sólo unos pocos realmente ganan dinero. Cuando la tendencia se haya extendido más de la cuenta sé sabio y toma utilidades, tarde o temprano se dará una corrección que te permitirá entrar nuevamente.



Impaciencia


Este es un de los vicios de los operadores de corto plazo. Cuando una acción viene cayendo,hay quienes compran en ciertos niveles de precio tratando de adivinar el soporte y poder maximizar su ganancia apuntándole a un posible rebote técnico en la siguiente sesión. La paciencia obra del modo opuesto: espera a que la acción termine su ciclo bajista y entra en el pivot.

Otro momento clave es justo después de vender una acción. Algunos traders son incapaces de mantener su dinero fuera del mercado porque lo consideran inoficioso, así que tan pronto salen de un título en cuestión de minutos ya están entrando a otro. Son los compradores compulsivos del mercado de valores.

La impaciencia también opera en línea con la euforia. Muchas veces encuentras inversionistas que se "suben tarde al tren" y compran un título con una tendencia extendida porque les cuesta trabajo esperar una corrección a la baja que les permita una entrada óptima.



Envidia

En un juego donde unos ganan y otros pierden no puede faltar la envidia. Algunos traders operan el portafolio de los demás, es decir, que en lugar de concentrarse en los títulos que han adquirido, desperdician su energía preguntándole a otros operadores en qué momento compraron una acción y cuánto van ganando.

La ira y la frustración aparecen cuando ven subir un título que no compraron y se amargan el rato pensando cuánto estarían ganando si hubieran tomado otra decisión. Para colmo de males, el ver a otros inversionistas celebrando esa rentabilidad impulsa al envidioso a comprar ese mismo título justo antes de que corrija.

¿Lecciones de esto? Es imposible acertar el 100% de los trades. La bolsa a veces opera de un modo caprichoso donde adquieres títulos que bajan mientras los otros suben, o donde logras una excelente rentabilidad pero no vendes en el momento preciso. Es tu juego, tu estrategia, tu portafolio.

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